¿Y si te pasa a vos?

¿Vieron la película “Pasante de Moda”? A grandes rasgos, el personaje, un trabajador “grande” (en años), pero todavía con ganas y fuerzas para trabajar, después de buscar durante un tiempo, consigue un puesto de pasante en una start-up dedicada a la moda. Mas allá de los clichés cinematográficos y moralejas que tiene la película, del contraste entre un “viejo”, frente a jóvenes informales, descontracturados y con espíritu “entrepreneur”, me sentí identificada en algunos aspectos. Yo también acabo de transitar la búsqueda laboral, aunque con 20 años menos que el personaje, pareciera que ya no estoy apta para la tarea en la que hasta ayer nomás me desempeñaba con eficiencia.

Yo misma he realizado tareas de reclutamiento durante muchos años. Y a través del tiempo, y del trato con diferentes personas he aprendido lo importante que es no olvidar que quien llega a una entrevista, viene con miedo, con ansiedad, con una ilusión. Quizás ha invertido mucho tiempo en prepararse y tal vez hasta haya hecho un esfuerzo económico significativo. Aunque a primera vista nos demos cuenta que no es la adecuada para la posición que estamos buscando, debemos darle el mismo trato y respeto que aquella que nos fascinó.

Y como dije antes, también me ha tocado ser el entrevistado. Y en algunas entrevistas me he sentido muy mal ante actitudes desconsideradas y poco empáticas, cualidad que debiera sobrarles por la naturaleza de su función.

Me pasó llegar a una entrevista al horario acordado y ver que el entrevistador (al que en ese momento no conocía) pase por la sala de espera, se siente en su oficina, charle con otras personas y recién después de media hora salga y se le ocurra preguntar si soy la que había citado. O que te den falsas esperanzas y te hagan llamar 10 veces para decirte al final que no fuiste elegida. O como una entrevistadora que me dijo “acá somos todos jóvenes y flex”. ¿Qué me quiso decir, que soy vieja? ¡Qué ganas de contestarle “yo también soy flex ¿querés ver cómo me toco las rodillas con la punta de la nariz?”!.

Mi reflexión final es: querido colega reclutador, ¿y si te pasa a vos? Te invito a hacer el ejercicio de imaginarte en esa situación, si te toca estar del otro lado del escritorio. ¿Cómo te gustaría que sea el proceso?

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